[Con intención de reactivar la economía y la marca España andamos en reformas. Disculpen si le desahuciamos, expropiamos o simplemente le jodemos. Mientras seguiremos hablando..]

21.7.09

recetas de particular

Esta mañana en la consulta ha llegado un padre. El día anterior fue con su hijo a urgencias de Sagrado Corazón. De allí salió con Clamoxyl 250mg (2,78€) y Dalsy 100mg/5ml (3,12€). Iba pidiendo la prescripción. Mi adjunta le ha recetado el Dalsy, y ha intentado explicarle que el Clamoxyl no se lo puede recetar sin indicar ella la prescripción (el padre fue solo al centro). El hombre ha insistido varias veces, todo dentro de un ambiente tenso, pero cordial. El hombre se ha ido sin la receta de Clamoxyl un poco fastidiado y sin llegar a entenderlo del todo.
En algunas ocasiones he leido sobre este tema algunas anécdotas. Todas en la misma línea, quien escribía tendía a resistirse a la hora de prescribir lo que otros. Yo solo en mi casa me lo he planteado alguna vez, y siempre he pensado: que cada uno sea consecuente con el recurso que emplea: si utiliza el recurso "X" que asuma todas las ventajas e incovenientes. Pero una mezcla me parece que crea dos tipos de usuarios: los que se aprovechan de las ventajas de los dos métodos y los que no (¿está esto mal? no lo sé, el concepto me chirría.); al mismo tiempo creo que puedo llegar a sentirme ofendido en mi quehacer si me convierto en un expendedor de vales de farmacia.

Si la historia fuera al revés: un paciente de la pública va a la privada pidiendo que por favor se le prescriba algo en concreto, ¿qué pasaría? realmente no lo sé, pero probablemente algo distinto.

Entiendo que si alguien tiene algún tipo de cobertura sanitaria extra a la pública, es que la paga. Cuando estaba en Sanitas, me contaban los pacientes que por el seguro más básico de todos, cada miembro de la familia pagaba unos 150€. Algunas familias eran 4 y 5 miembros, un dineral. Que en cualquier caso entiendo podían pagar. Me resisto a pensar que una familia puede pagar un seguro de estos y no algunos tratamientos (5,90€ por ejemplo).

Seguro que a todo esto hay excepciones. Gente a la que le han hecho dar muchas vueltas a un problema en el que encontró solución un poco antes pagando en la calle que en el sistema público. Determinados pacientes que por su patología crónica la familia decide ampliar su cobertura sanitaria para verse más protegidos en determinados momentos, utilizando la privada como complemento. El vacío del sistema en la odontología. Etc.

Todo esto me lo planteo porque no sé qué haré cuando me encuentre solo a la hora de afrontar este tema. Esta mañana mi primer pensamiento ha sido intentar explicarle al hombre que debía ser consecuente con el recurso que usaba. Pero debía manejar otra serie de factores que no he sido capaz de hacer en dos minutos: patología crónica del hijo, recursos reales de la familia, si era realmente cierto (no aportaba ningún informe, sólo un post-it con el nombre de los medicamentos). Pero creo que no debo ser inflexible y que dentro de mi postura general debe haber excepciones que debo madurar...en estos dos años y 10 meses que puedo.

1 comentario:

javierpadillab dijo...

Supongo que el objetivo no es sólo justificar ante el paciente nuestra actitud (con un "si le hago las recetas del médico privado cometo una ilegalidad" sería suficiente para ello), sino que lo idóneo sería transmitirle el por qué ideológico (más allá del puro legalismo) que nos lleva a ello.
Eso sería hacer que los pacientes entendieran el por qué la longitudinalidad es lo que nos diferencia como médicos de familia, y el papeleo es un simple complemento parte de nuestro rol, no separable de la labor clínica.

Ojalá podamos enfrentarnos a situaciones como esta muchas veces antes de terminar la residencia, bajo el "cobijo" de nuestros tutores, para luego no tener que partir de cero cuando vaguemos más solos.